Proseguimos...
La puerta del cuarto estaba cerrada y ni pensó en entrar. Intentó no hacer ruido y dirigió sus pasos hacia la cocina.
Un poco más y le da algo... al ver a su mujer allí sentada.
—Qué haces aquí — Dijo en voz alta y enfadada.
Doña Manolita lo miró y se tomó un buen rato en responderle.
Anita había escuchado al hombre desde el cuarto y, estaba espectante a lo que pudiera suceder en la cocina.
—Anita me trajo hasta aquí mientras limpia el cuarto. Te parece mal, Federico? Ese cuarto, que no te has tomado la molestia de adecentar para tu mujer enferma.
No la quiso escuchar y tampoco dijo nada y salió de la cocina. Intuyó que Anita tuvo que escucharles y no le gustó se llevase de él aquella mala impresión.
Por la ventana vio al hombre alejarse y entonces Anita salió.
—Qué mala suerte que he tenido, Anita, con este hombre. El tuyo es diferente, puedo intuirlo. Cuida de él.
Del brazo la llevó al cuarto y la acomodó en la cama.
—Está todo a su gusto?
—Claro que lo está, mujer, gracias.
Y tímidamente le sonrió.
Verónica O.M.
Continuará