Anita llegó a la casa y la puerta estaba entornada. No esperaba que nadie saliera a recibirla. Entró y dirigió sus pasos al cuarto que ya conocía. Y antes de entrar llamó con voz suave.
—Doña Manolita, soy yo, Anita.
La mujer la invitó a entrar con un: —Pasa, mujer.
Aquella mañana se sentía mejor y más animada. Y ya no se sentiría tan sola y abandonada. Al casarse con Federico no había hecho buena elección y no había día que no se lamentase, pero claro, a solas y sin abrir la boca y tragándoselo para ella sola.
—Doña Manolita, usted dirá...
—Ayúdame a incorporarme, asearme y peinarme. Mis cosas están aquí. —Dijo, señalando hacia ellas. Estaban encima de una silla y al lado del enorme cortinón que tapaba la ventana y que no dejaba que entrase ni una pizca de luz matutina.
Y se componía de una pequeña palangana, una toalla que seguramente fue blanca y había adquirido un tono grisáceo, un pequeño espejo y un cepillo para peinar su mata de pelo dorado como el sol y que no llevaba cuidado, ni bonito.
Anita se sobrecogió del abandono tan grande que aquella joven mujer sufría en sus carnes y por culpa de un marido irresponsable y que probablemente ni la quería.
—El agua, la puedes coger de la cocina y que está al fondo.
Cogió la palangana y hacia allí fué. Se topó con un fregadero lleno de cacharros sin fregar, cosas desperdigadas por la cocina y un suelo que no había sido ni siquiera barrido en meses. Le dieron ganas de salir de allí corriendo... pero cogió el agua y volvió al cuarto.
Incorporó a la mujer, le lavó la cara y peinó sus cabellos.
—Necesita algo más?
—Ir al baño, pero no sé si podré.
—Yo, la ayudo...
Anita, la sujetó bien, la mujer tomó confianza y a pequeños pasos lo logró.
—Gracias, Dios mío. —Susurró.
Autora Verónica O.M.
Continuará
Ahora me entero de que es joven Manolita. Habia pensado que era muy mayor. Va muy bien.
ResponderEliminarBesos, Vero.
Quizás, ese doña es la causa. No he hecho referencia a los años que pudiese tener.
EliminarGracias, amiga.
Besos 🌸
Pobre Manolita, me está dando mucha pena, tiene que recuperarse y mandar a su marido bien lejos para que no regrese nunca.Besicos
ResponderEliminarGracias, amiga, tendré en cuenta cuánto dices...
EliminarBesos 🌺
Empezará el enredo, ahora que Anita ha llegado en el auxilio de esa pobre mujer en abandono. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSi, podría ser así o no...
EliminarUn abrazo, buen fin de semana.