Ya, por la mañana...
José acababa de marchar y, ella decidió que llegaría más tarde a sus deberes u obligaciones no impuestas y, que hacía con agrado por doña Manolita. Una mujer necesitada de atenciones y, tan machacada, por quien no sentía siquiera compasión.
Adecentará su hogar... e irá a ver a Maria. Necesitaba hablar con ella y, estaba convencida de que aquella mujer sabia, la ayudaría. Deseaba dejar atrás, tanto dolor sufrido y, el rencor, que era incapaz de superar.
Amigo, el perro, salió tras ella y juntos subieron la cuesta.
Al parecer, Maria, acababa de barrer la puerta y entraba para adentro y, ni siquiera se percató de sus presencias.
—Amigo, espérame.
El perro se echó en el suelo y, se dispuso a esperarla...
El sonoro artilugio de la puerta alertó a Maria y asomó la cabeza. Estaba en la trastienda y, al ver a Anita se le alegraron los ojillos.
—Anita ya salgo. Un momento que me estoy lavando las manos.
Anita sonrió y esperó.
—Buen día, Anita, qué te trae por aquí?
—Buen día, Maria. Ahora, te contaré...
Y le contó, y, lloró y, Maria le trajo un vaso con agua y, que por supuesto había disuelto algo, porque al poco rato ya estaba mucho más tranquila.
La mujer la hizo entrar en la trastienda y la invitó a sentarse en un cómodo sillón.
—Anita, harás lo siguiente. Te explico: Cada día, escúchame bien, cada día y sin olvídarte de ninguno. Dirás en voz alta: Te perdono por haberme dañado, vete de mi vida para siempre. Lo repetirás, hasta que te lo creas. Te aseguro que funciona. Y antes de que me preguntes... no, no es magia, es un ejercicio mental.
Nota de la autora.
Dejaremos que Anita, se quede un rato sentada en el sillón. La buena de Maria acosenjándola y a Amigo, esperando que salga la mujer que hace las veces de una madre amorosa.
Verónica O.M.
Continuará
Os deseo un buen domingo 🌺😎