José pensaba, no le gustó en absoluto aquello del escarmiento.
Sabía por Anita, que su mujer era una gran persona.
Pudo afear a su patrón?
No, claro que no.
Lo suyo era: trabajar y callar.
Y su opinión, quedaba para él.
Estuvo horas sacando trastos.
Y como por arte de magia, don Federico había desaparecido. Para aquello tenía una gran facilidad.
Mientras tanto, él limpió como pudo aquel cuartucho.
Estaba tapando lo sacado y divisó a lo lejos a su patrón.
Cargaba con algo voluminoso.
Y fué hasta él.
Llevaba a cuestas la cama plegable.
Y José se ofreció para cargarla.
No pesaba demasiado. Y la llevó directamente al cuartucho.
—Déjala ahí.
Y José la colocó de forma milímetra. No, porque midiera, si no por su buen hacer.
Otro día más.
Continuará
Autora Verónica O.M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La letras tienen el poder de llevarte a ese mundo donde todo es posible, deseo te gusten las mias...
Este es mi slogan.