José pensaba, no le gustó en absoluto aquello del escarmiento.
Sabía por Anita, que su mujer era una gran persona.
Pudo afear a su patrón?
No, claro que no.
Lo suyo era: trabajar y callar.
Y su opinión, quedaba para él.
Estuvo horas sacando trastos.
Y como por arte de magia, don Federico había desaparecido. Para aquello tenía una gran facilidad.
Mientras tanto, él limpió como pudo aquel cuartucho.
Estaba tapando lo sacado y divisó a lo lejos a su patrón.
Cargaba con algo voluminoso.
Y fué hasta él.
Llevaba a cuestas la cama plegable.
Y José se ofreció para cargarla.
No pesaba demasiado. Y la llevó directamente al cuartucho.
—Déjala ahí.
Y José la colocó de forma milímetra. No, porque midiera, si no por su buen hacer.
Otro día más.
Continuará
Autora Verónica O.M.
Segunda parte del chantaje de Federico.
ResponderEliminarQué pasará con ese hombre tan mal portado?
Feliz semana, Vero. Besos.
Perdona mi tardanza en responder.
EliminarPronto lo sabrás, Sara.
Habrá cambios significativos.
Besos, feliz semana 👍
Siempre es bueno volver sobre los pasos. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarSi, también lo pienso.
EliminarUn abrazo.
Supongo que a ese cuartucho va a ingresar a su mujer. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarTe adelanto que no lo hará. Ya no está sola y...
Eliminar:-)
Un abrazo, buena semana.