-Endúlzame la vida.
Pidió, la mujer a su marido, a punto de echarse a llorar.
-El hombre fue a la cocina. Y al volver de ella, traía en sus manos una bandeja con un azucarero, un pequeño plato, y una cucharilla.
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Uf que momento!
ResponderEliminarY que la vida a veces puede resultar muy amarga y los terrones de azúcar no pueden solucionar este amargor.
Un besote :D
Para Nieves
ResponderEliminarMuy malo sin duda.Y tienes toda la razón Nieves, comparto totalmente tu opinión.
Un beso, buen finde guapísima...
Hola, Verónica:
ResponderEliminarNo hay derecho, ese marido es una verdadera "joyita"... al carajo con él.
Un abrazo.
Para RAFAEL H. LIZARAZO
ResponderEliminarHola Rafael... pues al carajo con él, no merece otra cosa.
Un abrazo