El ruido de la llave girando...
Alertó a Amigo. El perro se puso al lado de la puerta para recibirlo.
—Qué hay, Amigo. —Dijo con aprecio.
Y con la mirada, agradecía aquel gesto.
Era un perro, si, pero quien sería el-la osad@ de pensar que no tenía sentimientos. Si ellos son puro amor.
—Anita, ya llegué. Y dirigió sus pasos hacia la cocina.
La mujer se secó las manos. Y se dieron un beso en los labios.
—Voy a adecentarme mientras pones la mesa.
Al rato, poco, salió oliendo a limpio. Anita lo miró y pensó que dados los tiempos... había tenido mucha suerte encontrando en su camino a José. De no haber sido por él, su vida hubiera sido bien distinta.
Cenaron en silencio.
Anita hubiese querido decirle lo que la preocupaba, pero se contuvo y nada dijo.
—Y pensó. —Otro día será.
El día había finalizado y tocaba descansar.
José se durmió enseguida.
Pero Anita permaneció despierta hasta altas horas.
Otro día más.
Verónica O.M.
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Este es mi slogan.