Proseguimos con la novela...
Doña Manolita llevaba un tiempo pensando en contratar a alguna mujer de la aldea para los quehaceres diarios. La pobre mujer no podía hacer nada... al pasarse todo el día postrada en la cama.
Su marido apenas le prestaba atención y ella sentía una gran impotencia y desilusión.
Antes era todo tan distinto.
Federico era un jornalero al servicio de su padre y ella se enamoró de él como una colegiala. Era tan guapo y alto. Pensaba que estaba interesado por ella, una chica joven y bonita. La ilusa que era entonces ni siquiera se le había pasado por la cabeza que lo único que le interesaba era hacerse con todo... cuándo sus suegros se hubiesen ido a la otra vida.
Los hay canallas... y no, no tuvo que esperar demasiado.
En menos de cuatro años ya ninguno vivía.
Pero habían dejado hecho el testamento y al estar casados lo heredado, pues eso... pasaba a los dos.
Y de la noche a la mañana fue viendo en él una transformación que no le gustó.
Autora Verónica O.M.
Continuará