Se sintió mejor...
Después de haber contado, llorado, haber sido escuchada y, aconsejada, por aquella mujer que era poseedora de tanta sabiduría. Nunca había conocido a una persona como ella y más siendo mujer.
Llegó, de no se sabía donde...
Montó aquella tienda y, la gente con su incultura empezaron a tacharla de lo que no era. Bruja.
La incultura, tiene eso...
Asusta lo diferente, lo que no se entiende y, como no, lo que ni por asomo se posee.
Envidia? Toda y más.
María, era como un Ángel, y no, no tenía alas físicas, pero, poseía una mente abierta y, con una capacidad sorprendente de entendimiento y conocimientos.
—Te ha acompañado Amigo?
—Si, se quedó en la puerta.
—Deja que entre y le pondré agua. —Mientras, la mujer buscó un cacharro y le puso agua del grifo.
El perro ya conocía el lugar, a Maria y, también sus caricias.
Con delicadeza, le pasó su mano derecha por el lomo.
—Qué bueno y, qué guapo.
Amigo, movió el rabo, de puro contento y fué a beber el agua, que aquella bondadosa mujer había puesto para él.
Verónica O.M.
Continuará