Pasó la noche intranquila...
Y como cabía esperar, se levantó de la cama.
José, no se percató. Ella se dirigió hacia el comedor y, al no ser consciente de lo que hacía intentó abrir la puerta de salida.
Amigo la escuchó... y no se lo permitió, tirándole de la parte baja del camisón
Dió media vuelta y, volvió desorientada al cuarto. Se metió en la cama y, ahora sí fué consciente de que algo le ocurría y, sabía la causa.
Iría a ver a Maria y, le contaría. Seguro que aquella mujer tan sabia la podría ayudar.
José no se había percatado de nada y seguía durmiendo.
La escasa luz de una sola bombilla creaba sombras en el cuarto y, Anita se tapó hasta las orejas. —Miedo? Posiblemente.
Sabía que sería incapaz de volverse a dormir.
Y no, no contó ovejitas, pero sí, cada segundo que iba moviéndose dentro de la esfera del reloj–despertador.
Verónica O.M.
Continuará
Si es conveniente que vaya con María, necesita ayuda.
ResponderEliminarBesos, Vero.
Si, debe hacerlo por su bien.
EliminarBesos, Sara, buen día 🌸
SE pone la historia álgida, quizás camino hacia el clímax, para poner a Federico en su sitio. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarTodavía, no, todo llegará...
EliminarUn abrazo, Carlos, buen fin de semana.
Una pena que l marido no se haya dado cuenta, podría ser de mucha ayuda.Besicos
ResponderEliminarSi, Charo, eso hubiese estado muy bien.
EliminarTe adelanto que lo superará, aunque ella ni lo imagina.
Besos, buen fin de semana 🌹