lunes, 25 de septiembre de 2023

Otros tiempos capítulo n°38

 Se despidieron con un hasta pronto.

Le fue bien el hablar con María y estaba convencida de que aquella mujer había sido puesta en su camino para poder sanar aquella vieja herida. Y pensaba seguir sus sabios consejos.

Llegó a la casa a realizar su trabajo.

La puerta de entrada estaba entornada y entró. La otra, la del cuarto estaba cerrada y se extrañó. 

Llamó a ella con suavidad a la par que pronunció:

—Puedo entrar, doña Manolita? 

—Si, Anita.

Al tenerla delante se percató de los ojos llorosos de la mujer y sin preguntar... ella le dio la respuesta. 

—Hablé seriamente con él y me faltó al respeto. Parecía una fiera y cerró la puerta de malas formas. Ay, Anita, no me importaría cerrar los ojos para siempre. 

—No diga eso, por favor. —Le sostuvo las manos dándole ánimos. 

Y empezó la rutina en sus quehaceres. En primer lugar atendiendo a la mujer. Después todo lo demás... 

Doña Manolita, se encontraba mucho mejor fisicamente desde que Anita la atendía. 

La casa había recobrado el orden y la limpieza. Y como no... las comidas eran suculentas, como antaño, antes de estar postrada en la cama y vivir encerrada en aquel cuarto y en permanente soledad. 

Don Federico la vio salir de la casa y salió a su encuentro. 

—Hola, Anita, ya te vas? 

Un sí tajante fue su respuesta y se despidió con un:

—Perdóneme don Federico, pero llevo mucha prisa. 

Allí quedó, plantado y herido en su amor propio. 

—Caerás, aunque me cueste... 

Autora Verónica O.M.

Continuará 

viernes, 28 de julio de 2023

Otros tiempos capítulo n°37

 Se sintió mejor...

Después de haber contado, llorado, haber sido escuchada y, aconsejada, por aquella mujer que era poseedora de tanta sabiduría. Nunca había conocido a una persona como ella y más siendo mujer.

Llegó, de no se sabía donde...

Montó aquella tienda y, la gente con su incultura empezaron a tacharla de lo que no era. Bruja. 

La incultura, tiene eso... 

Asusta lo diferente, lo que no se entiende y, como no, lo que ni por asomo se posee. 

Envidia? Toda y más.

María, era como un Ángel, y no, no tenía alas físicas, pero, poseía una mente abierta y, con una capacidad sorprendente de entendimiento y conocimientos. 

—Te ha acompañado Amigo? 

—Si, se quedó en la puerta. 

—Deja que entre y le pondré agua. —Mientras, la mujer buscó un cacharro y le puso agua del grifo. 

El perro ya conocía el lugar, a Maria y, también sus caricias. 

Con delicadeza, le pasó su mano derecha por el lomo. 

—Qué bueno y, qué guapo. 

Amigo, movió el rabo, de puro contento y fué a beber el agua, que aquella bondadosa mujer había puesto para él. 

Verónica O.M. 

Continuará 

domingo, 16 de julio de 2023

Otros tiempos capítulo n°36

 Ya, por la mañana...

José acababa de marchar y, ella decidió que llegaría más tarde a sus deberes u obligaciones no impuestas y, que hacía con agrado por doña Manolita. Una mujer necesitada de atenciones y, tan machacada, por quien no sentía siquiera compasión.

Adecentará su hogar... e irá a ver a Maria. Necesitaba hablar con ella y, estaba convencida de que aquella mujer sabia, la ayudaría. Deseaba dejar atrás, tanto dolor sufrido y, el rencor, que era incapaz de superar.

Amigo, el perro, salió tras ella y juntos subieron la cuesta. 

Al parecer, Maria, acababa de barrer la puerta y entraba para adentro y, ni siquiera se percató de sus presencias. 

—Amigo, espérame. 

El perro se echó en el suelo y, se dispuso a esperarla... 

El sonoro artilugio de la puerta alertó a Maria y asomó la cabeza. Estaba en la trastienda y, al ver a Anita se le alegraron los ojillos. 

—Anita ya salgo. Un momento que me estoy lavando las manos. 

Anita sonrió y esperó. 

—Buen día, Anita, qué te trae por aquí? 

—Buen día, Maria. Ahora, te contaré... 

Y le contó, y, lloró y, Maria le trajo un vaso con agua y, que por supuesto había disuelto algo, porque al poco rato ya estaba mucho más tranquila. 

La mujer la hizo entrar en la trastienda y la invitó a sentarse en un cómodo sillón. 

—Anita, harás lo siguiente. Te explico: Cada día, escúchame bien, cada día y sin olvídarte de ninguno. Dirás en voz alta: Te perdono por haberme dañado, vete de mi vida para siempre. Lo repetirás, hasta que te lo creas. Te aseguro que funciona. Y antes de que me preguntes... no, no es magia, es un ejercicio mental. 

Nota de la autora. 

Dejaremos que Anita, se quede un rato sentada en el sillón. La buena de Maria acosenjándola y a Amigo, esperando que salga la mujer que hace las veces de una madre amorosa. 

Verónica O.M. 

Continuará 

Os deseo un buen domingo 🌺😎

viernes, 7 de julio de 2023

Otros tiempos capítulo n°35

 Pasó la noche intranquila...

Y como cabía esperar, se levantó de la cama. 

José, no se percató. Ella se dirigió hacia el comedor y, al no ser consciente de lo que hacía intentó abrir la puerta de salida. 

Amigo la escuchó... y no se lo permitió, tirándole de la parte baja del camisón 

Dió media vuelta y, volvió desorientada al cuarto. Se metió en la cama y, ahora sí fué consciente de que algo le ocurría y, sabía la causa. 

Iría a ver a Maria y, le contaría. Seguro que aquella mujer tan sabia la podría ayudar. 

José no se había percatado de nada y seguía durmiendo. 

La escasa luz de una sola bombilla creaba sombras en el cuarto y, Anita se tapó hasta las orejas. —Miedo? Posiblemente. 

Sabía que sería incapaz de volverse a dormir. 

Y no, no contó ovejitas, pero sí, cada segundo que iba moviéndose dentro de la esfera del reloj–despertador.

Verónica O.M. 

Continuará 

sábado, 27 de mayo de 2023

Otros tiempos capítulo n°34

 No pudo quitarse del pensamiento, la forma como don Federico trataba a su mujer y, los demonios del pasado volvieron de nuevo a su mente. Su rostro se transformó de inmediato y, sus ojos destilaron toda la rabia acumulada en su corazón.

—Algunas madres, no debieron parir semejantes engendros que hunden nuestras vidas. —Lo dijo por el marido de su propia madre, por don Federico y, por tantos otros que no trataban a las mujeres como merecían.

Y se lamentó de no haber ido a la cocina en el momento preciso e interrumpir a aquel malnacido que no tenía respeto ni con su propia mujer. 

Y de ese talante estuvo hasta que llegó José y, se guardó para ella el malhumor. 

Un beso en los labios y su sonrisa al ver que Amigo no les quitaba la vista de encima. 

Verónica O.M. 

Continuará

jueves, 27 de abril de 2023

Otros tiempos capítulo n°33

 Proseguimos...

La puerta del cuarto estaba cerrada y ni pensó en entrar. Intentó no hacer ruido y dirigió sus pasos hacia la cocina.

Un poco más y le da algo... al ver a su mujer allí sentada.

—Qué haces aquí — Dijo en voz alta y enfadada.

Doña Manolita lo miró y se tomó un buen rato en responderle. 

Anita había escuchado al hombre desde el cuarto y, estaba espectante a lo que pudiera suceder en la cocina. 

—Anita me trajo hasta aquí mientras limpia el cuarto. Te parece mal, Federico? Ese cuarto, que no te has tomado la molestia de adecentar para tu mujer enferma.

No la quiso escuchar y tampoco dijo nada y salió de la cocina. Intuyó que Anita tuvo que escucharles y no le gustó se llevase de él aquella mala impresión. 

Por la ventana vio al hombre alejarse y entonces Anita salió. 

—Qué mala suerte que he tenido, Anita, con este hombre. El tuyo es diferente, puedo intuirlo. Cuida de él. 

Del brazo la llevó al cuarto y la acomodó en la cama. 

—Está todo a su gusto? 

—Claro que lo está, mujer, gracias. 

Y tímidamente le sonrió. 

Verónica O.M. 

Continuará 

lunes, 13 de marzo de 2023

Otros tiempos capítulo n°32

 Al día siguiente...

Entraba en casa de doña Manolita y don Federico. 

La puerta estaba entornada y entró. Dirigió sus pasos al cuarto y antes de entrar, llamó con los nudillos.

—Pasa, mujer.

—Buenos días, doña Manolita.

—Buenos días, Anita.

—Ha desayunado? necesita ir al baño?

—No he desayunado, Anita y, necesito ir al baño. Me sabe tan mal... —No acabo la frase y como avergonzada bajó los ojos.

Anita se percató de ello y nada dijo. Se hacía cargo de la situación de aquella mujer y con la prudencia que la caractizaba supo estar en su sitio. 

A la hora más o menos... ya se había metido en el cuarto y allí tenía para rato. 

Desde la cocina, doña Manolita la escuchaba trajinar. Habían decidido de que era el mejor sitio dónde podría esperar a que ella hiciera del cuarto un lugar habitable. La mujer estaba sentada en el silloncito del cuarto y que Anita había llevado hasta la cocina. 

Una gran toquilla por encima de los hombros y una manta le tapaba las piernas. 

Hubiera estado mejor en el salón, pero los escalones se lo habían impedido. 

El salón estaba en la otra planta y, dada su debilidad, Anita, no lo consideró aconsejable. 

Ya había descolgado la gruesa y enorme cortina, era tanto el polvo acumulado en ella... que estaba más que claro de que aquello a doña Manolita no la había beneficiado en nada. 

Decidió sacarla afuera y lo hizo con cuidado y para no extender aquella suciedad por la casa. 

La ropa de cama corrió la misma suerte y la sacó afuera. 

Limpió todo y más. Mientras, la ventana permanecía abierta y purificando aquella estancia.

Tan sólo quedaba hacer la cama y supuso que en el armario encontraría lo que necesitaba. 

Unas sábanas blancas y, seguro que bordadas por doña Manolita y un edredón en tonos suaves fué lo elegido.

Al rato, ya estaba el cuarto como en sus mejores tiempos.

Verónica O.M. 

Continuará 

sábado, 11 de febrero de 2023

Otros tiempos capítulo n°31

  Ya, en su hogar...

Valoraria que trabajos haría diariamente y cuales los fines de semana. 

Calentó agua y la vertió en el barreño de zinc. El agua ardía, añadió fría y se quitó la ropa dispuesta a asearse.

Y no pudo evitar pensar en su niñez y en el sufrimiento que le generó el nuevo marido de su madre.

 Y siempre le ocurría lo mismo al despojarse de las prendas. 

Las manos de aquel degenerado tocándola y el asco que le provocaba cuándo la penetraba sin ella querer y lo más triste sin poder hacer nada para evitarlo.

Su madre no la hubiese creído y es más la hubiera castigado por difamar al que consideraba lo mejor que pudo entrar en sus vidas. 

Ya lavada y seca, fué al cuarto a vestirse.

Y ya limpia... empezó con las tareas que pensaba realizar aquel día. 

Y se propuso no volver a pensar en aquel doloroso tema. 

Lo dejo por hoy. 

Continuará 

Verónica O.M. 

lunes, 16 de enero de 2023

Otros tiempos capítulo n°30

 No podia creer que se pudiese vivir de esa forma tan cochambrosa. La cocina llena de cacharros sucios y tuvo que hacer espacio para poder fregar. Mientras lo hacía y dentro de un barreño estaban en remojo tantos otros y con restos de comida pegados.

No, no lo dijo en voz alta, pero si... pensó que los había guarros. Al tal Federico. le quedaba grande aquel don, inmerecido.

Todavia le quedaba rato enfaenada en la cocina y secándose las manos, volvió al cuarto por si doña Manolita necesitaba cualquier cosa.

—Puedo pasar?

—Claro, mujer. Pasa.

—Necesita algo?

—No, gracias. Anita, siento en el alma que tengas que fregar y limpiar lo que es obligación de mi marido. —Sus ojos brillaron por momentos y en su voz se percibía la desilusión contenida.

—No se preocupe por eso, lo hago de buen grado. Si no me necesita volveré a la cocina.

La mujer la miró al marchar y pensó que no hubiese estado nada mal tener como amiga a Anita. 

Escuchaba el trajín que la mujer se traía en la cocina y con aquel sonido echó una cabezadita. 

Cuándo acabó de fregar volvió de nuevo al cuarto y se la encontró dormida y no quiso despertarla. 

Volvió a la cocina y decidió que con lo que hubiese en la nevera y en la alacena podría preparar la comida. 

Tendría trabajo a lo largo de los días... pero estaba dispuesta a ayudar a aquella mujer que la necesitaba. 

Habían acordado unas horas y aquellas ya habían pasado...

Ya no tendría tiempo para dedicarlo a su hogar y esperaba realizar lo más pesado los fines de semana. 

Autora Verónica O.M. 

Continuará 

martes, 10 de enero de 2023

Otros tiempos capítulo n°29

Volvieron al cuarto y Anita la ayudó a sentarse en la silla y le haría la cama. 

Estiró las sábanas y la colcha, ahuecó la almohada, los grandes cojínes y que la mujer precisaba para que no le doliese el cuerpo de tantas horas, tantos días y tanto tiempo allí postrada.

Doña Manolita la observaba y sus ojos brillaban al hacerlo. Hacia tiempo que no pisaba la calle y que nadie la visitaba. 

Un golpe de tos le sobrevino de nuevo y Anita dejó lo que hacía para atenderla. —Está mejor, doña Manolita?. —Sostuvo el vaso de agua en su mano y hasta que la mujer se calmara. 

Quizás fuese una corazonada o quizás una suposición, pero Anita, ya se estaba haciendo un juicio de valor, y... 

—Creo, que ya sé lo que le sucede, doña Manolita. Puedo hacerle una pregunta? 

—Si, claro que puedes... 

—Desde cuando no se limpia, se ventila, entra el sol, se lava la ropa de cama y la enorme cortina? 

Doña Manolita la miró y bajó los ojos. —Desde hace mucho, Anita. Caí enferma y ya no pude... mi marido no tiene tiempo y él ya no duerme aquí. 

Le dio tanta pena... y pensó que cualquier ser humano puede  vivir una situación insostenible y guardar en el corazón ese dolor.

—El polvo que hay en el cuarto hace que se sienta mal. Estar postrada en la cama la debilita. La falta de ventilación, el sol son necesarios. 

—Y mi aseo personal también, Anita. Lo has omitido, para no ofenderme... 

—No se preocupe, doña Manolita, la ayudaré en todo lo que esté en mi mano. Mañana, me dedicaré a este cuarto y si no me necesita voy a la cocina a fregar... 

—Gracias, Anita, y no me llames con tanta ceremonia. Manolita, mejor. 

Verónica O.M. 

Continuará 

sábado, 7 de enero de 2023

Otros tiempos capítulo n°28

 Anita llegó a la casa y la puerta estaba entornada. No esperaba que nadie saliera a recibirla. Entró y dirigió sus pasos al cuarto que ya conocía. Y antes de entrar llamó con voz suave.

—Doña Manolita, soy yo, Anita.

La mujer la invitó a entrar con un: —Pasa, mujer.

Aquella mañana se sentía mejor y más animada. Y ya no se sentiría tan sola y abandonada. Al casarse con Federico no había hecho buena elección y no había día que no se lamentase, pero claro, a solas y sin abrir la boca y tragándoselo para ella sola.

—Doña Manolita, usted dirá... 

—Ayúdame a incorporarme, asearme y peinarme. Mis cosas están aquí. —Dijo, señalando hacia ellas. Estaban encima de una silla y al lado del enorme cortinón que tapaba la ventana y que no dejaba que entrase ni una pizca de luz matutina. 

Y se componía de una pequeña palangana, una toalla que seguramente fue blanca y había adquirido un tono grisáceo, un pequeño espejo y un cepillo para peinar su mata de pelo dorado como el sol y que no llevaba cuidado, ni bonito. 

Anita se sobrecogió del abandono tan grande que aquella joven mujer sufría en sus carnes y por culpa de un marido irresponsable y que probablemente ni la quería. 

—El agua, la puedes coger de la cocina y que está al fondo. 

Cogió la palangana y hacia allí fué. Se topó con un fregadero lleno de cacharros sin fregar, cosas desperdigadas por la cocina y un suelo que no había sido ni siquiera barrido en meses. Le dieron ganas de salir de allí corriendo... pero cogió el agua y volvió al cuarto. 

Incorporó a la mujer, le lavó la cara y peinó sus cabellos. 

—Necesita algo más? 

—Ir al baño, pero no sé si podré. 

—Yo, la ayudo... 

Anita, la sujetó bien, la mujer tomó confianza y a pequeños pasos lo logró. 

—Gracias, Dios mío.  —Susurró. 

Autora Verónica O.M. 

Continuará

ESTOS SON LOS PERSONAJES DE HASTA QUE TÚ TE VAYAS

A medida que vayan apareciendo nuevos personajes los iré agregando para que la novela sea mucho más fácil de leer.
José: marido de Anita
Anita: mujer de José
Amigo: perro de ambos
María: curandera querida por todos
Juan: panadero, hombre muy afable
Don Federico: patrón de José y marido de Doña Manolita
Doña Manolita: mujer de Don Federico. Está enferma.
Paco: vecino de José y Anita
Eulalia: mujer de Paco
Linda: perrita de Paco y Eulalia

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